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Dentro del soberano ejercicio de aburrimiento que resultó ser el Super Bowl del pasado domingo, durante el cual los Broncos de Dallas fueron virtualmente apabullados por los Seahawks de Seattle, la nota brillante de la tarde resultó ser la presentación de un joven artista conocido como Bruno Mars quién amenizó el período del “half time” con su voz, su baile y su talento.
Confieso que no lo había visto antes. La separación programática a la que nos imponen las ondas radiales en nuestra sociedad, no abren la puerta al disfrute del talento joven a menos que los gustos personales de uno estén en acorde con una “onda transmisora” en particular. Si te gusta el rock…pues te meten rock hasta que te revientan el estómago. Si te gusta el reggae… pues igual. No hay términos medios, no hay programación combinada que le permita a uno pasar el trago amargo del “rap” en aras de escuchar una hermosa balada.
Volviendo a Bruno Mars… desde que le vi la cara se me pareció a nosotros los hispanos. El sabor intrínseco de su interpretación vocal y su baile interpretativo (con sentido) se me pareció a nosotros. Hice lo que siempre hago cuando algo se me parece a nosotros… busque más información.
El éxito no perdona… reclama. Después de haber vendido sobre 10 millones de discos de larga duración y 58 millones de sencillos, se le reconoce como un “american singer-songwriter and producer” cantante-compositor y productor americano, nacido en Hawái bajo el nombre de Peter Gene Hernández. Su padre una mezcla de puertorriqueño y judío, su madre una mezcla de filipina y española. Ambos músicos pero ella en particular: bailarina.
Al exponer ante los que evalúan el talento para propósitos de grabación decide no utilizar su apellido hispano porque tan pronto se enteraron de éste, los disqueros solo pensaron en “crear” un segundo Enrique Iglesias, restándole al exponente todo el bagaje musical que ya poseía a través del reggae, el pop, el soul americano, el rock y los blues.
Normalmente nuestra juventud, a diferencia de la europea trae un bagaje musical más amplio. Las islas caribeñas y Hawaianas, por el constante desarrollo de su industria turística, redondean mucho más su gusto y bagaje musical que otros países en el mundo. Esas son las razones, en parte, por las cuales jóvenes como Ricky Martin y Chayane pudieron penetrar el mercado norteamericano con tanto éxito.
Bruno Mars brilló… fue la estrella más significativa y esplendorosa del Super Bowl. Su participación ha sido positivamente vista por toda la crítica artística y televisiva.
Sigamos de cerca a este nuevo baluarte nuestro… respetando su espacio creativo e interpretativo. La hispanidad tiene la obligación de darle la bienvenida y nuestra mayor consideración a cada uno de nuestros hermanos que se destaca en los Estados Unidos.
Eso nos abre puertas siempre… sin importar si Bruno, que es nuestro… también sea de Marte.
Bruno Mars no es de Marte, es nuestro