El tirano Raúl Castro rechazó las presiones para avanzar más rápido en las reformas económicas en Cuba reiteró su interés de dialogar con Estados Unidos pero sin aceptar condiciones. Castro evita que las reformas se le vayan de la mano y no pueda controlar la situación ya que su preocupación es mantenerse en el poder a toda costa. “No ignoramos que quienes nos apremian a acelerar el paso nos empujan al fracaso, a la desunión y a dañarla confianza y el apoyo del pueblo en la construcción del socialismo”, expresó Castro ante la Asamblea Nacional –el parlamento- el sábado 21 de diciembre, 2013 por la tarde, escribe la periodista Andrea Rodríguez en el Nuevo Herald. La advertencia, dijo Castro, es tanto para quienes exhortan cambios con sanas intenciones” como para aquellos que lo hacen con la animadversión hacia el modelo cubano.
Castro pronunció el discurso final de la sesión plenaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que comenzó su actividad el viernes y cuyas discusiones giraron en torno a las reformas económicas y financieras impulsadas por el mandatario desde 2010.
Con uniforme verde olivo reiteró la necesidad de moverse con cuidado en su “actualización del modelo” para evitar “nefastos resultados de violentar
los ritmos y saltar etapas”.
A lo largo de estos años, se flexibilizó el trabajo independiente del estado, se abrió el mercado de bienes raíces y automóviles, y se entregaron tierras ociosas en usufructo a productores privados, mientras se autorizaron las cooperativas no agrícolas se extendió una política crediticia.
Sin embargo, los observadores opinan que no ha sido suficiente para sacar adelante a la isla, mientras que otros consideraron necesario ir con cautela para evitar políticas de choque. Castro reiteró que la isla no aplicará medidas que puedan poner en riesgo la esencia del modelo: eficiencia y socialismo. También reaccionó a un conjunto de anuncios gubernamentales sobre el cierre de salas de cine 3D, tiendas de ropa y otros rublos (moneda rusa) que no están explícitamente autorizados, pero que comenzaron a popular en la isla.
“Hechos recientes pusieron en evidencia un inadecuado control por parte de las instituciones gubernamentales de cara a las ilegalidades en el ejercicio del trabajo por cuenta propia”, reconoció Castro sin mencionar los casos en particular.
La medida de cerrar esos negocios no fue bien vista por toda la población y generó conjeturas sobre si esto sería el inicio de la reversión en los cambios. Las “ilegalidades” no fueron “enfrentadas resuelta y oportunamente, creando un ambiente de impunidad”, expresó.
Durante su discurso, Castro abordó la relación con Estados Unidos, país con el cual Cuba no tiene relaciones desde hace cinco décadas, luego el triunfo de la revolución y de que Washington impusiera un conjunto de sanciones para presionar un cambo de sistema.
“No reclamamos a Estados Unidos que cambie su sistema político y social, ni aceptamos negociar el nuestro, expresó Castro. “Si realmente aceptamos avanzar en las relaciones bilaterales, tendremos que aprender respetar nuestras diferencias”.
Estados Unidos rechazó en varias ocasiones normalizar sus nexos con Cuba, alegando que la isla no está dispuesta a modificar su sistema.
Durante su discurso, Raúl Castro dio a conocer también que, tras la apertura en enero del
Puerto del Mariel, el gobierno profundizará los estudios de una nueva normativa para la inversión extranjera. “Si se trabaja en la elaboración de un proyecto de ley en esta materia que pretendemos someter a una próxima sesión de la Asamblea Nacional que será en el mes de marzo”, dijo Castro.
Ubicado a unos 45 kilómetros de la capital, Mariel se convertirá en el principal puerto del país y las autoridades abrieron una zona franca en sus alrededores.
Ahora sabemos que Raúl Castro dijo al presidente de EEUU Barack Obama cuando se estrecharon las manos en el acto de homenaje al difunto ex presidente sudafricano Nelson Mandela: “Señor presidente, yo soy Castro”.
“Hubiera sido muy interesante que un lector de labios pudiera descifrar lo que Raúl estaba diciéndole a Obama”, dijo Francisco Hernández, el presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana. “parte de eso, no creo que fuera realmente nada significativo”.
El encuentro al azar tiene lugar en medio de un momento en que se están tomando pasos modestos hacia un acercamiento EEUU-Cuba, incluyendo una mayor cooperación en la interdicción de drogas, los rescates en alta mar y la planificación para los casos de derrame de petróleo, dijo Geoff Thale, encargado del programa de Cuba en la Oficina sobre América Latina en Washington.
“En ese contexto, el apretón de manos, es una señal modesta pero positiva”, dijo. “No creo que la gente debe andar leyendo demasiadas cosas como en esto; el domingo; el embargo no se va a acabar mañana”. La Casa Blanca dijo que el encuentro no había sido planificado, y no fue más allá de un cambio de saludos”. Obama pasó estrechar la mano de docenas de otros jefes de Estado en la ceremonia, la cual trajo a más de 90 mandatarios de todo el mundo. -Pero la imagen de los dos rivales encontrándose en el funeral de Mandela –quien ganó su nombre como pacifista- encontró una gran resonancia.
Castro rechaza reformas económicas en Cuba