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La extrema derecha de nuestra nación se autodenomina con frecuencia como la población más comprometida con los conceptos religiosos y los valores familiares.
Comenzar el año para ellos debe constituir tarea difícil. Su completo desdén por los asuntos que garantizan a los más pobres el sustento diario: trabajo, comida, ropa, techo, acceso a la salud… hace sumamente difícil que los podamos identificar como cristianos. Después de todo, el compromiso con el amor al prójimo, junto con el amor a Dios, son requisitos fundamentales para establecer que somos y dar testimonio de ser: “cristianos”.
Es Cristo quién debe servir de ícono y ejemplo a los cristianos. Son sus enseñanzas y su amor por todos nosotros los que deben gobernar nuestros actos.
A pesar de haberme criado en la iglesia evangélica y considerarme cristiano dentro de esas enseñanzas, no he dejado de admirar y respetar profundamente las posiciones cristianas del Papa Francisco desde que fue elegido el año pasado.
Su papado, hasta el momento se ha basado más en los conceptos evangélicos bajo los cuales fui criado que los planteamientos que a diario hace la llamada derecha evangélica de nuestra nación.
La encíclica papal de Francisco, publicada a finales de noviembre de 2013 resume con excelencia lo que debe ser la misión universal, no de la iglesia, sino del cristianismo como religión y como filosofía de vida. Añadimos a esto la proposición de que, aún para los que no son cristianos, sus propuestas de vida conforman con todos los postulados del respeto por la vida y por los demás seres humanos.
Cada ser humano que se precie de su compromiso con el desarrollo de su propia “humanidad” debe leerla en su totalidad y tener la valentía de comprometerse con cada uno de los postulados contenidos en ese escrito.
Son los compromisos que hace un pueblo con los principios del amor, el respeto, la compasión y el apoyo a la dignidad de los demás los que hacen que una nación como la nuestra, basada en la más pura manifestación de la libertad y la protección de los derechos del ser humano, crezca hasta lograr encumbrarse ante los ojos y la opinión del resto del mundo.
Esa debe ser nuestra respuesta como pueblo libre y democrático a la eterna interrogante de “Como Empezar el Año”.
Como Empezar el Año
