
[sam_ad id=”12″ codes=”true”]
Ya llegó el gran tiempo de esperanza gozosa. Ya llegó el tiempo para preocuparnos más de nuestras familias y de los necesitados. Ya llegó el tiempo para comenzar a amar más, ya que sabemos que el Señor está cerca. Ya llegó el tiempo para cambiar nuestras vidas, o mejor dicho para permitir que el Señor Jesús las cambie.
¿De cuál tiempo hablo? Algunos pensarán que hablo de la Navidad. Si salen a las tiendas, todas nos dicen que estamos en tiempo de Navidades. Hay estaciones de radio han puesto villancicos desde el principio de noviembre y no los quitarán hasta el 26 de diciembre. En los próximos días pondremos nuestras decoraciones y compraremos los regalos y escribiremos las postales de Navidad.
Sin embargo, el tiempo en el cual estamos no es la Navidad. Comienza este domingo un tiempo litúrgico muy especial, un tiempo que prepara para la Navidad. Es el tiempo de Adviento.
¿Qué quiere decir Adviento? Adviento quiere decir advenimiento, o venida. ¿Cuál venida? O mejor dicho, ¿Cuáles venidas? El Adviento nos prepara para la venida de Jesús al final de los tiempos y también para la celebración de su primera venida en Belén en Navidad. San Bernardo hablaba también de una tercera venida de Jesús: “Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquéllas son visibles, pero ésta no. En la primera, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres, cuando, como atestigua él mismo, lo vieron y lo odiaron. En la última, ‘todos vieron la salvación de Dios’ y ‘miraron al que traspasaron’. La intermedia, en cambio, es oculta, y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan… Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo” (de los Sermones de san Bernardo, abad).
No desperdiciemos la oportunidad que nos da este Adviento para recibir al Señor Jesús. Al hacer todo lo que tenemos que hacer para poder recibirlo bien al final del mundo (o de nuestras vidas – lo que más nos importa es el momento entre éstos que llegue primero) nos estaremos preparando para celebrar con verdadera alegría la Navidad (que es mucho más que un solo día – dura hasta la Fiesta del Bautismo del Señor, este año el 12 de enero). Sólo es causa de verdadera y completa alegría la Navidad si somos capaces de reconocer al Recién Nacido como nuestro Salvador y Redentor, y es si hemos usado este tiempo para una más completa conversión (siempre debemos estar tratando de convertirnos más a Cristo) que lo podremos reconocer. Si estamos preparados para recibirlo cuando regrese y estamos preparados para celebrar bien su primera venida en la Navidad, entonces podrá suceder para nosotros algo maravilloso – podrá venir a nuestros corazones y habitar en ellos.
Pidámosle al Señor en este Adviento no preocuparnos de todas los aspectos mundanas de las celebraciones, para poder prepararnos para recibirlo bien recibido a Él. Son tres las venidas, según san Bernardo. Si estamos preparados para su venida al final de los tiempos, celebraremos con alegría la Navidad, y recibiremos a Jesús en nuestros corazones. Hagamos de nuestros corazones un pesebre para recibir a Jesús este Adviento.
Pasaje sugerido de la Palabra de Dios – Mateo 3, 2: “Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos está cerca”.
El adviento es tiempo de preparación