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La semana que viene empiezan la escuela todos los jóvenes las escuelas públicas o católicas del Condado Palm Beach. Nos ofrece la oportunidad de considerar la obligación que tienen los padres cristianos y que de hecho tenemos todos, por la educación de nuestra juventud.
En el párrafo 2223, el Catecismo de la Iglesia Católica trata la responsabilidad y los derechos que tienen los padres de familia con respecto a la educación de sus hijos: “Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Testimonian esta responsabilidad ante todo por la creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado son norma”. Cuando los jóvenes llegan a la escuela, no es el comienzo de su educación, sino una continuación de la educación que han recibido en el hogar.
Esa educación de los hijos incluye por obligación la formación en la fe. “La educación en la fe por los padres debe comenzar desde la más tierna infancia. Esta educación se hace ya cuando los miembros de la familia se ayudan a crecer en la fe mediante el testimonio de una vida cristiana de acuerdo con el Evangelio. La catequesis familiar precede, acompaña y enriquece las otras formas de enseñanza de la fe. Los padres tienen la misión de enseñar a sus hijos a orar y a descubrir su vocación de hijos de Dios” (Catecismo, 2226).
Es importantísimo que nosotros los hispanos hagamos todo lo posible para promover que nuestros jóvenes aprendan mucho en la escuela. Hace falta que los ayudemos a graduarse de la escuela secundaria y a sacrificarse para que más de ellos estudien una carrera en la universidad. No hay duda que el esfuerzo que requieren los estudios vale la pena, y ayudará mucho en el progreso social no sólo de nuestros hijos como individuales, sino también de toda nuestra comunidad.
Por lo tanto, una recomendación que frecuentemente se les hace a los padres, aun si por razones de idioma o de tiempo les sea difícil, es involucrarse en la educación de sus hijos. Conozcan sus maestros. Entérense de qué tareas tienen. Sepan quiénes son sus amigos. Ayúdenles a valorar la educación como el regalo de Dios que es, para formar la mente que El nos ha dado.
A la misma vez, hay que valorar la educación en la fe, ya mencionada, como la parte más importante de la educación. A ninguno de nosotros se nos ocurriría pensar que después aprender a sumar 2 más 2, ya a los niños no les hace falta aprender más matemática, ni que después de aprender el alfabeto, ya no hace falta aprender más sobre la ortografía. Sin embargo, los padres se contentan con demasiada frecuencia con que los niños aprendan lo suficiente para hacer su primera comunión, pero ya no aprenden más de la fe.
Para aquellos para quienes les es una posibilidad, las escuelas parroquiales ofrecen una continua educación religiosa. Si los niños no pueden asistir a la escuela católica, es esencial que los padres los lleven al catecismo, no solamente para la preparación para los sacramentos, sino para que puedan seguir conociendo más de Dios y de su amor por nosotros, y cómo El nos llama a adorarlo y amarlo en la Iglesia Católica.
Invito a los padres de familia, al prepararse para el comienzo del año escolar, a participar más este año en la educación de sus hijos. En cuanto a la formación religiosa, averigüen en su parroquia sobre el programa de catecismo, para que sus hijos puedan recibir la educación más importante, para recibir los sacramentos, sí – pero también a lo largo de su niñez y juventud. Les sugiero que también pueden los padres buscar maneras de formarse ellos mismos más en la fe, para poder tener la posibilidad de compartir esa fe mejor con sus hijos. Cumplan con gozo con ese gran deber, de ser “los primeros responsables de la educación de sus hijos”.
La importancia de la educación de sus hijos