La realidad de la vida

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Un autor desconocido compuso la siguiente reflexión la cual tituló como “La realidad de la vida”.

¿Será cierto? quiero compartirla con ustedes, queridos amigos lectores.

Dios creó al burro y le dijo: “Serás burro, trabajarás incansablemente de sol a sol, llevarás

cargas pesadas, comerás pasto, no tendrás inteligencia alguna y vivirás 30 años”

El burro respondió: “Señor, seré burro, trabajaré de sol a sol, llevaré cargas  pesadas,

comeré pasto, pero vivir 30 años es demasiado.  Dame solo 10. Entonces Dios le concedió

su pedido.

Dios creó al perro y le dijo: “Serás perro, cuidarás la casa del hombre, serás su mejor

amigo, comerás los huesos que te den y vivirás 20 años.  El perro respondió: “Señor,

cuidaré y seré el mejor amigo del hombre, comeré lo que él me dé, pero vivir 20 años es

demasiado.  Dame solo la mitad”. Dios le dio 10 años.

Dios creó al mono y le dijo: “Serás Mono, saltarás de copo en copo de los árboles haciendo

payasadas simpáticas, serás divertido y vivirás 20 años.  El mono respondió: “Señor,

saltaré de copo en copo de los árboles haciendo payasadas y seré bien divertido.  Pero

vivir 20 años es mucho.  Quítame la mitad”.  Su petición fue concedida.

Finalmente Dios creó al hombre y le dijo: “Serás hombre, el único ser racional sobre la faz de

la tierra; usarás tu inteligencia para sobreponerte a los demás animales y a la naturaleza,

dominarás el mundo y vivirás 30 años”.  El hombre respondió: “Señor, seré hombre y el más

inteligente de los animales, dominaré el mundo pero vivir 30 años en muy poco. Señor, dame

los 20 que el burro rechazó, los 10 que el perro no quiso, y también los 10 que el mono

despreció”; y así lo hizo el Señor.  Por eso: el hombre vive 30 años como hombre. Se casa y

pasa a vivir 20 años como un burro trabajando y llevando cargas pesadas; después se jubila

y vive 10 años como perro cuidando la casa.  Después se hace viejo y vive 10 años como un

mono saltando de casa en casa de los hijos y haciendo payasadas para divertir a los nietos.

Para completar, un breve comentario acorde con el anterior: DECIR DE UNO MISMO:

“De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decirle a Dios: Señor, dame

fuerzas para cambiar el mundo. A medida que fui haciéndome adulto y caí en cuenta que

me había pasado media vida sin haber logrado cambiar una sola alma. Transformé mi

oración y comencé a decir: Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entren en contacto conmigo.  Aunque solo sea a mi familia y a mis amigos; con eso me doy por satisfecho. Ahora que soy viejo y tengo los días contados he empezado a comprender lo torpe que he sido.

Mi única oración es: ¡Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo! (pero reacciono

bien y lo que debo decir, es) “Señor, ¡CÁMBIAME Tú!

La realidad de la vida