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¿Cómo influye en nuestra personalidad?
En las primeras etapas de vida los vínculos paternales, maternales o ambos, son significativos para la estabilidad o inestabilidad del futuro adolescente o adulto. La conexión afectiva juega un papel importante en el desarrollo de cualquier ser humano. Sin embargo pueden existir aspectos perceptuales muy individuales que podrían distorsionar el verdadero significado de enseñar a nuestros hijos. Esto quiere decir que un padre tratando de evitar alguna forma de emociones desagradables en sus hijos, intentaran por todos los medios de que su hijo o hija no llore o no se enoje, de que no experimente emociones necesarias para el desarrollo del menor de edad.
Esto pudiera entonces ser utilizado por el niño o niña como una herramienta funcional que le permitiría hacer lo que le parezca, debido a que papa o mama siempre estarán dispuestos a “no dejarlo que sufra”, las emociones no placenteras también son requeridas para crecer y madurar psicológicamente, como por ejemplo; las frustraciones, el enojo, la tristeza, etc., la clave está en ensenarles o saber canalizarlas de manera también saludable y no dañina. El hogar es el entrenamiento para la vida, si ese aprendizaje “lo facilita todo,” sin darle valor a las relaciones, a las necesidades y al esfuerzo que conlleva obtener o lograr el proceso del éxito, entonces estaremos creando una personalidad fuera de la realidad.
Cuando a ese niño o niña le toque enfrentarse al mundo externo en la vida joven-adulta estará desmotivado/a, frustrado, amargado, incapaz de creer en sí mismo, con baja autoestima, esperando que los demás hagan las cosas por él o ella. Sin la protección de papa o mama se sentirá indefenso/a, será entonces más cómodo no separarse de los progenitores o guardianes, aun de manera inconsciente, las consecuencias de la sobreprotección son catastróficas para el mundo psicológico en la dinámica formativa de la personalidad.
¿Cómo funciona esto?
Si bien es cierto que en las primeras etapas de vida la dependencia es necesaria para sobrevivir, el proceso físico y psicológico debe ir gradualmente por naturaleza humana independizándose, liberándose y desarrollándose hasta disminuir totalmente el potencial sobre-protector y dependiente. Al no ocurrir este proceso saludable de despegue psicológico o de auto-madurez, las formaciones inconscientes se solidificaran en un molde preciso para elaborar una personalidad dependiente, inclusive en la vida adulta podrán presentar dificultades de identificación, problemas de sentido de vida, problemas sexuales, problemas de interacción, no guiaran su propia vida a su manera, probablemente; “existirá una dinámica inconsciente con la tendencia de no ser, sino de pertenecer, es decir una personalidad fiscalizada inconscientemente por el deseo identificativo paternal o maternal y no por el propio deseo según el caso individual”. Aunque parezca confusa esta dinámica, es muy sencilla; la personalidad elaborada dentro de un contexto sobre-protector buscara lo que nunca encontró en el tiempo, lugar o espacio preciso. Entonces caerá constantemente en un abismo mental que lo llevara a la infelicidad.
¿Qué podemos hacer?
Es necesario entender los procesos de vida, que aun con sus experiencias desagradables son instructivos y necesarios, nos dan las capacidades de resolución de conflictos, nos fortalecen y nos liberan de la dependencia. Buscar instrucción para padres es una buena opción, buscar ayuda psicoterapéutica para solucionar nuestros propios traumas; que podrían tener un peso enorme en cómo estamos criando a nuestros hijos. Revisar si estamos cruzando los límites de la educación para llegar a la sobreprotección.
Revisar si nuestros propios sufrimientos del pasado o actuales controlan nuestras vidas, disminuyendo la posibilidad de demostrar afecto de manera eficaz, no disfrazándola con la máscara perjudicial de la sobreprotección, es decir arrebatar la oportunidad de compartir con nuestros hijos o hijas que es en realidad lo más importante, jugando al trueque motivador de ofrecerles muchos objetos o exageradas y desbordadas complacencias, con la sombra perseguidora de los sentimientos de culpa por la ausencia, vacíos, traumas o el dolor experimentado en el pasado no sanado. Siempre repetiré lo fundamental que es estar sanos mentalmente, liberados de los dolores extranjeros del pasado y que solo con la ayuda psicoterapéutica estaremos encaminados en este presente a ser cada día mejores padres, madres, hijos/as, etc. Sin nuestra salud mental fortalecida no podremos ofrecer salud mental optima a los seres que comparten nuestro mundo, sea feliz y proyectara felicidad, sea maestro de la felicidad con su propio ejemplo; “SU VIDA, su día a día.”
Para preguntas, opiniones, sugerencias, petición de temas y comentarios; jalfredoec@yahoo.com
La sobreprotección