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Aunque ya pasó la fiesta de la Virgen de Guadalupe, no creo que sea tarde considerar esta fiesta que para los hispanos marca de una manera tan especial el camino del Adviento. Me imagino que muchos se saben la bella historia de las apariciones de la Virgen María al indio, san Juan Diego, entre el 9 y el 12 de diciembre del 1531. No pretendo aquí hacer la historia de nuevo, sino de hablar del significado de esta aparición y de esta imagen de la Virgen María, la cual toda la evidencia indica que fue milagrosa, ya que no hay explicación científica que indique cómo fue creada. Quisiera considerar algunas razones por las cuales es tan importante esta devoción para las Américas, y en particular para los hispanos en los Estados Unidos.
La imagen milagrosa que muestra a María, en cinta, tapando el sol (dios de los aztecas), le decía a los indígenas, que por buenas razones tenían dudas de los misioneros que acompañaban a los Conquistadores, que el Niño que nacerá de su vientre es Aquél que es más grande que todos los dioses que ellos conocían. Al aparecerse María con el aspecto de una princesa india, de tez morena, ella les comunica a Juan Diego y todos los indígenas que su Hijo es verdaderamente uno de ellos. Hoy por hoy, tiene esta devoción un mensaje para nosotros, que vivimos en un mundo que valora muy poco la vida humana. Aquélla que lleva en su vientre al Hijo de Dios se preocupa también por las necesidades de todos nosotros y le da dignidad a cada persona, igual que se preocupó en otro tiempo por las necesidades de San Juan Diego y su tío, Juan Bernardino.
Es este elemento uno muy importante para nuestra época, y en particular para los hispanos en los Estados Unidos. De tantas formas se le puede negar la dignidad al ser humano. En la misma sociedad que depende tanto del trabajo de los hispanos, los indocumentados viven con el temor de ser expulsados, o sufren por la separación de sus familias. Las dificultades económicas afectan aun más a las familias que ya son pobres. Y no podemos olvidarnos que la Virgen se le apareció a San Juan Diego como una madre en cinta, un mensaje especial para esta sociedad que considera barata la vida del niño el seno materno.
En todas estas situaciones y en todas aquellas donde los seres humanos sufren la indignidad o el desprecio de los demás, la Virgen de Guadalupe trae un mensaje de consuelo y de aliento, un mensaje que nos da el valor para ser cada uno de nosotros instrumentos en el plan de Dios. Igual que Dios pudo usar a Juan Diego, que en su mundo no parecía tener mucho valor, aún si tienen razón los que afirman que era un líder en la comunidad indígena, Dios tiene un proyecto para cada una de nuestras vidas. El mundo no verá este plan, pero Dios sí lo ve. El mensaje de la Guadalupana es que cada uno de nosotros vale mucho ante Dios. Su Hijo hace de cada uno de nosotros hijo o hija de Dios.
María nos anuncia a todos que su Hijo viene. Nos muestra que somos todos, no importa cuánto parezca que le valemos al mundo, los destinatarios del amor del Rey. ¡Virgen de Guadalupe! Gracias por este regalo tan maravilloso.
Pasaje sugerido de la Palabra de Dios: “El más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él (Juan Bautista)” (Mateo 11, 11).
La Virgen de Guadalupe nos muestra el amor de su Hijo