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El 21 de enero es de suma importancia para el pueblo dominicano, ya que se celebra la Patrona de la República Dominicana, Nuestra Señora de la Altagracia. El mismo título bajo la cual nuestros hermanos dominicanos nos enseñan a llamar a María nos dice que la Santísima Madre de Dios es la que comparte plenamente y nos ayuda a nosotros a recibir esa vida divina que su Hijo quiere compartir con todo ser humano.
Como celebramos en el tiempo de Navidad que apenas llegó a su conclusión hace pocos días, es en el nacimiento de Jesús que la gracia entra en el mundo. Como leemos en el Prólogo del Evangelio de San Juan: “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1, 14). Dice San Juan Bautista, luego de haber bautizado a Jesús: “Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo’. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios” (Juan 1, 33-34).
Los católicos viven su fe, como aquellos que han recibid este testimonio de San Juan Bautista. Sabemos que fue la Santísima Virgen María, acompañada por San José, que tuvo la dicha de ser la primera en ver esa gloria del Hijo único: “lleno de gracia y de verdad”. La imagen de la Virgen de la Altagracia nos muestra ese momento, y nos permite también a nosotros, a través de los ojos de María, por decirlo así, ver también nosotros a su Hijo y recibir su gracia.
La devoción a la Altagracia tiene sus raíces en la época colonial en Santo Domingo, por lo menos desde el 1502. “La piedad del pueblo cuenta que la devota hija de un rico mercader pidió a este que le trajese de Santo Domingo un cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia. El padre trató inútilmente de conseguirlo por todas partes; ni clérigos ni negociantes, nadie había oído hablar de esa advocación mariana. Ya de vuelta a Higüey, el comerciante decidió pasar la noche en una casa amiga. En la sobremesa, apenado por la frustración que seguramente sentiría su hija cuando le viera llegar con las manos vacías, compartió su tristeza con los presentes relatándoles su infructuosa búsqueda. Mientras hablaba, un hombre de edad avanzada y largas barbas, que también iba de paso, sacó de su alforja un pequeño lienzo enrollado y se lo entregó al mercader diciéndole: ‘Esto es lo que usted busca’. Era la Virgen de la Altagracia. Al amanecer el anciano había desaparecido envuelto en el misterio” (Tomado de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María).
En la Basílica de la Virgen de Altagracia en Higüey siguen los dominicanos hoy en día acudiendo en multitudes a venerar a su Patrona. Nosotros también podemos venerarla, ya que tiene un mensaje para todos los cristianos.
En Santa Juliana se celebrará la Virgen de la Altagracia el sábado 18 de enero. Se les invita a todos los dominicanos y a todos que quieran, con el pueblo dominicano, aprender con María y José a adorar a Jesús, que vengan a festejar. La Misa comienza a las 6:00 p.m. y será seguida por un ágape en el pabellón de la parroquia.
Pasaje sugerido de la Palabra de Dios – 1 Corintios 1, 2-3: “A todos ustedes, a quienes Dios santificó en Cristo Jesús y que son su pueblo santo, así como a todos aquellos que en cualquier lugar invocan el nombre de Cristo Jesús, Señor nuestro y Señor de ellos, les deseo la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor”.
La Virgen de la Altagracia comunica la gracia de Jesús