Las fábulas

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Es tarde en la noche. Para escribir es el mejor momento, sin teléfonos que suenen ni ruidos procedentes del exterior. Calma absoluta, calma monacal; el único ruido…el del propio silencio; recordemos lo de Tales de Mileto: “no existe el silencio absoluto, siempre escucharemos algún sonido aunque sea casi imperceptible” Para plasmar una idea por medio de la escritura tenemos que concentrarnos con toda la atención posible en el tema a tratar para no incurrir en errores de ninguna índole, teniendo siempre presente la sentencia latina “scripta manent” (lo escrito permanece). Cuando la idea se comunica por medio de la palabra, la responsabilidad literaria se amortigua en gran manera, sencillamente porque otra sentencia complementaria de aquella nos dice, “verba volant” (las palabras se las lleva el viento) y no es fácil percibir cualquier desatino oral que pueda cometerse, como muy comúnmente nos sucede.

Hoy tenemos un agradable tema: LAS FABULAS. A Clara, mi distinguida gran amiga, no le gusta esta clase de literatura; pues ella dice que eso de que los animales hablen parece una gran tontería. Mi estimada Clara; voy a tratar de explicarte con la mayor claridad posible en qué consiste este género literario, uno de los más antiguos de la literatura universal.

Se considera que Esopo, esclavo griego y luego liberto, del siglo VI aC, fue el primer fabulis de la historia. Después, a través de los tiempos, surgieron otros famosos literatos que se inmortalizaron copiando su estilo, entre ellos tenemos a Fedro, La Fontaine, Iriarte y Samaniego. La fábula consiste, en un breve relato ficticio, que puede ser en prosa o en verso, con una marcada intención didáctica manifestada en una moraleja final. Pueden intervenir personas, animales o cualquier tipo de ser inanimado. Y…como muestra, les quiero presentar esta corta, famosa e instructiva fábula del famoso La Fontaine.

LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO

Un granjero tenía una gallina extraordinaria. Todos los días ponía un huevo de oro. Durante un tiempo el granjero se sintió feliz con aquella rara fortuna; pero un día pensó que no tenía porqué esperar tanto para hacerse con un tesoro verdadero, y decidió matarla para apoderarse de una vez por todas del oro. ¿Y qué sucedió? Pues que al abrirla, halló que por dentro su gallina maravillosa era igual a cualquier otra. No había en su interior ningún tesoro. Pero ahora, muerta la gallina ya no tendría siquiera el huevito de oro que todos los días le ofrecía.

MORALEJA. El ambicioso que quiere enriquecerse de la noche a la mañana suele encontrar su castigo perdiendo los bienes que posee.

Y para concluir con las famosas fábulas, mi estimada Clara; quiero decirte algo muy interesante. Tú dices que este tipo de literatura parece tonto porque los animales no hablan. Pues bien; debes saber que en la América del Sur se han encontrado algunos reales animales que emiten sonidos guturales muy parecidos a los de las personas. En Venezuela hay un burro lla- mado Nicolás Maduro que rebuzna y dice estupideces y es presidente de esa hoy infeliz nación. En la empobrecida Bolivia hay un pobre carnero, llamado Evo, que habla; pero nadie entiende lo que dice. Lo más triste es lo del Ecuador, aquí hay una serpiente venenosa que habla envenenándolo todo con el odio reflejado en su rostro.

¡Bien, hemos concluido con el tema de las fábulas! ¿Qué les ha parecido, bien? ¡Qué bueno!

FINIS CORONAT OPUS

Las fábulas