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Por causa de un razonamiento, posiblemente con orígenes bíblicos basados en la cita que utilizamos como título en nuestra columna de hoy, los gobiernos en las democracias alrededor del mundo utilizan las figuras de la “derecha y la izquierda” para identificar la orientación y los ideales de gobierno de los llamados conservadores y lo llamados liberales o progresistas en dichas sociedades.
Los llamados conservadores hablan de valores familiares, gobierno reducido y protección de la libre industria y el capital.
Los llamados liberales y/o progresistas postulan valores humanos, gobierno abarcador y la repartición más justa del capital de modo que el mayor número de los miembros de la sociedad puedan disfrutar del progreso y tener acceso a una parte del capital.
Donde está, nos preguntamos, ese punto de convergencia donde pudiesen muy bien encontrarse estos dos puntos de vista, a veces tan distantes el uno del otro, de modo que nuestra sociedad pueda subsistir a la vez que la libre empresa continúa en funciones generando capital.
Proponemos que el punto de perfecta convergencia entre esos dos extremos es el patriotismo.
Encontramos en el diccionario al buscar referencias, que se define patriotismo como: cualidad de la persona que ama a su patria y trabaja por ella. Añade el diccionario que: Tiene patriotismo el que consagra a la patria su hacienda, sus servicios y su existencia.
Nadie realmente espera que, ni los tenedores del capital ni la libre empresa de nuestra nación cedan a la patria su hacienda, sus servicios y su existencia, pero si podemos analizar que el peor enemigo de nuestro crecimiento económico y social es en gran medida el que hemos confundido los “ismos”. Hemos sustituido el patriotismo por el egoísmo.
No tiene que ver con la derecha ni la izquierda; tiene que ver con un desmedido afán de ganancia material que hace que quienes tienen control del capital y la libre empresa, persiguiendo esa gratificación económica inmediata, envían nuestros empleos al extranjero para ahorrar en salarios y no tener que cumplir con las reglamentaciones obrero-patronales que han hecho grande nuestro comportamiento socio-económico a través de la historia.
Crecimos como nación porque nos ocupamos del bienestar común, que a la larga es el ocuparse los unos de los otros. Nos convertimos así en el primer poder económico del planeta. Desde que el egoísmo sustituyó al patriotismo nuestra economía ha comenzado a mermar significativamente.
A la derecha y a la izquierda, en completa violación al adagio del título les exhorto a trabajar unidos a favor del restablecimiento del patriotismo en nuestra nación. El egoísmo nos está llevando a la completa destrucción económica y social.
Ya la izquierda se lo dijo a la derecha… después de todo: Soy Zurdo.
No le digas a tu derecha… lo que hace tu izquierda