Lo que a veces parece mentira

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Es increíble que en un sin número de ocasiones tengamos que oír, ver y/o  aceptar cosas con las que no estamos de acuerdo, bien porque no nos parecen justas, o simplemente porque no nos gustan. Para tratar algunas tenemos:

Que cuando menos pensamos recibimos vía fax una cantidad de informaciones, ofertas que no nos interesan, encuestas que nos queremos llenar, etc. Entonces es ahí cuando nos repetimos (aunque ya lo sepamos) que no podemos estar tranquilos porque nuestra privacidad es invadida irrespetuosamente y que sin una previa autorización usen un medio de comunicación en el cual se gasta (no se invierte) papel, tinta y tiempo que, al final corre por nuestra cuenta.  Eso se llama descaro, atrevimiento, y abuso.

Si llamamos al número que aparece al final de las “ofertas” para que nuestro número sea removido tenemos por supuesto que continuar invirtiendo tiempo. ¿y para qué? Para dos cosas: una, para que hagan caso omiso y para que lo borren por unos días, vuelva a ocurrir muy pronto. ¡de verdad, parece mentiras

que no seamos dueños ni de nuestro tiempo ni de nuestras decisiones.

Recientemente empezó el concurso Nuestra belleza Latina 2014 por una de las

cadenas de televisión en la cual, según parece, no pueden prescindir de tener

en el grupo del Jurado, al señor (creo que su nombre es Osmel) quien se luce

tratando mal a las participantes, haciendo burlas y dándoselas de saber mucho.

Puede que de belleza y glamour sepa mucho, pero de lo que no sabe absolutamente NADA es de buena educación y del trato que se le debe dar a una dama aunque ni sea la más bonita, fina, experimentada.

¿Será que es muy difícil buscar, encontrar, contratar a alguien más que conozca

el tema y quiera tener un buen trato y consideración con la mayoría de las candidatas?

Y para colmo de males se oye decir a uno de los participantes en el jurado mientras explicaba a una de las participantes (programa del domingo 2 de marzo) que debía hacer cambios para que su “quijada” (pudiendo decir “mandíbula” para que sonara menos ordinario).  Aunque en el diccionario la

explicación de las dos palabras es la misma pero con distintas palabras, se supone, se espera que en un evento de esa clase se use un lenguaje menos burdo.

Realmente es una lástima que con los cambios hechos y aprobados por la Real Academia de la Lengua se ultraje nuestro Idioma Español de una manera tan

fácil y tan sencilla; también escuché decir: “auspiciantes” cuando anteriormente

la palabra correcta era “auspiciadores”. ¡Qué bueno que a Cervantes no le tocó

escuchar semejantes “barrabasadas”.

Lo que a veces parece mentira