Messi, el alma de Argentina

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PORTO ALEGRE  — Messi tiene ese no sé qué. Es capaz de pasar unos minutos inadvertido y acaparar todas las miradas de un segundo a otro.

Ovacionado desde que su sonrisa aparece en la pantalla gigante, cuando anuncian las formaciones. Alabado cuando pisa la cancha para la entrada en calor. Receptor de las reverencias ante cada enganche, cada amague, cada pase.

Messi es el alma de Argentina. El factor de desequilibrio, el terror de los arqueros. Sudáfrica 2010 ya es un amargo y lejano recuerdo. Pasó de aquel torneo sin gritos, a este Brasil 2014 con 4 tantos en tres partidos.

Pep Guardiola lo fue a ver al Beira-Río y Leo le pagó rápido el viaje a Porto Alegre. A los 3 minutos encontró una pelota suelta, luego del tiro al palo de Di María, y la metió fuerte y arriba. A los 43 avisó con un tiro libre que exigió a Enyeama y al minuto de descuento, no perdonó: la metió en un lugar inatajable, para que el arquero haga vista con una tremenda resignación.

Pero el crack de Barcelona no es sólo sinónimo de gol. Asistió dos veces a Higuaín, arrastró marcas, se sacó rivales de encima liberándole espacio a sus compañeros y estuvo preciso en los pases.

Por Nicolás Baier es coordinador editorial de ESPN.com en Argentina, fue enviado especial al Mundial Sudáfrica 2010 y en estos momentos cubre el Mundial Brasil 2014.

Messi, el alma de Argentina