
Por Francisco Tabernilla
Con escaso apoyo tanto en su país como de sus aliados en el exterior, el presidente Barack Obama se retractó inesperadamente el pasado sábado de lanzar un ataque con misiles contra Siria, y en su lugar solicitó al Congreso que apoye una acción militar para castigar al régimen de Bashar Assad por su presunto uso de armas químicas.
Mientras los buques de la armada norteamericana permanecen en el Mediterráneo listos para lanzar sus misiles, Obama dijo que decidió que Estados Unidos debe adoptar una acción militar y consideró que como comandante en jefe él tiene “la autoridad para llevarla a cabo sin la autorización específica del Congreso”. Pero a la vez dijo, “sé que la nación será más fuerte si seguimos la vía de consulta al Congreso y nuestras acciones serán más efectivas, según expone el periodista de El Nuevo Herald, David Espo. Las declaraciones de Obama fueron difundidas en vivo en Estados Unidos así como en la televisión estatal Siria mediante traducción.
El Congreso tiene previsto regresar de vacaciones de verano el 9 de septiembre y en anticipación al debate que se aproxima, Obama desafió a los legisladores a que consideren “qué mensaje será enviado si un dictador puede matar con gas a centenares de niños a plena luz del día y sin recibir castigo alguno”.
Posteriormente a la alocución, el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, anunció que las sesiones del Senado estadounidense sobre el proyecto de resolución de autorización de uso de la fuerza en Siria comenzarán la semana próxima. Reid prometió una decisión para la semana del 9 de septiembre. “El Senado se involucrará de inmediato en esta discusión crucial, con audiencias públicas y reuniones de información para los senadores la semana próxima”, precisó en un comunicado Reid.
La cámara de Representantes, dominada por la oposición republicana, comenzará sus debates el 9 de septiembre, anunció su presidente, John Boehner.
El presidente no lo dijo, pero su estrategia conlleva enormes riesgos para su propia credibilidad como también la de la nación, en tanto que el gobierno ha expresado enfáticamente que esa credibilidad está en juego en el tema de Siria.
Hace tiempo, que Obama advirtió que el uso de armas químicas era un límite intolerable
que no quedaría impune si este no logra el apoyo del Senado ni de la Cámara de Representantes para las medidas militares que ha anunciado.
Esta semana, el primer ministro británico David Cameron sufrió una derrota humillante cuando la Cámara de los Comunes se negó a apoyar su pedido de acción militar contra Siria.
Por su parte los sirios vieron el sábado 31 de agosto, 2013, por la televisión estatal un despliegue de imágenes de tanques, aviones, armamentos, tropas, con música marcial de fondo. El gobierno de Assad culpa a los rebeldes por el ataque del 21 de agosto y anunció que adoptará represalias si es atacado.
El presidente ruso Vladimir Putin, al afirmar que apelaba a un Premio Nobel de la Paz más que a un presidente, exhortó a Obama a que reconsiderara su posición. Un grupo que hace un recuento de víctimas en la guerra civil siria desafió a Estados Unidos a demostrar su afirmación de que 1,429 personas murieron en un ataque con armas químicas, entre ellos más de 400 niños.
Quizás por accidente o deliberadamente, el nuevo compás de espera da tiempo a los inspectores de las Naciones Unidas para que reciban los resultados de laboratorio de las muestras que tomaron durante cuatro días en Damasco, para que elaboren su informe.
Después de partir de Siria durante la noche, el equipo de inspección llegó a Rotterdam
Pocas horas antes del discurso de Obama. El jefe del grupo informará el domingo 01 de septiembre al secretario general Ban Ki-moon.
Funcionarios del gobierno de Estados Unidos dijeron que hasta el viernes Obama parecía resuelto a ordenar el ataque. Tras una caminata por los terrenos de la Casa Blanca bajo una temperatura de 32 grados centígrados (90 Fahrenheit) con el jefe de Gabinete, Dennis
McDonough, el presidente le dijo que había cambiado de decisión.
Según los funcionarios, Obama afrontó inicialmente oposición durante una reunión de dos horas a la que asistieron el vicepresidente Joe Biden; el secretario de Defensa, Chuck
Hagel; el director de Inteligencia Nacional, James Klapper; el director de la CIA, John Brennan; La asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, y la asesora de Seguridad Interior, Lisa Monaco. Las fuentes declinaron mencionar el nombre de los participantes
que arguyeron en contra de la propuesta de Obama.
Cualquiera que sea la decisión del Congreso, los acontecimientos marcan un viraje sorprendente.
Francia es el único aliado extranjero importante de Obama que apoya un ataque; el respaldo es tibio en Estados Unidos, según sondeos, y decenas de legisladores de ambos partidos, suscribieron una carta en la que exhortan a Obama a que no actúe sin el respaldo legislativo.
Obama solicita al congreso apruebe ataque a Siria