
Que es el Racismo | Por: Rafi Escudero
El Diccionario Vox de la lengua española define el racismo como: “Actitud de rechazo y desprecio hacia las personas que pertenecen a una raza o etnia distinta de la propia, y/o como: Doctrina que defiende la superioridad de la raza propia frente a las demás”.
En términos socio-políticos expresa que el racismo es: “Doctrina que establece una jerarquía entre las diversas razas o grupos nacionales, y defiende la superioridad de uno de ellos respecto a los demás. También designa el conjunto de reacciones individuales o colectivas que, consciente o inconscientemente, se ajustan a esta doctrina”.
Si examinamos y analizamos la definición de racismo en términos lingüísticos y su definición en términos socio-políticos, encontramos como elemento común la palabra “doctrina”.
Para ser justos en el análisis, examinamos también la definición que da el Diccionario Vox al término “doctrina” y encontramos que está definido como: “Conjunto de ideas o normas políticas, sociales o religiosas que rigen la manera de pensar o de obrar y que son defendidas por un grupo de personas: la doctrina cristiana. Materia o ciencia que se enseña: impartir una doctrina.
Podemos concluir, a base de estas definiciones, que el racismo es una actitud aprendida (doctrina) que, a su vez, imparte un conjunto de enseñanzas que defienden planteamientos relacionados con la superioridad de la raza propia frente a las demás. Este aprendizaje provoca un conjunto de reacciones individuales y/o colectivas que afectan “consciente o inconscientemente” el comportamiento de quienes se “ajustan a esta doctrina”.
Definitivamente no existe ninguna ley que logre erradicar instantáneamente el “comportamiento aprendido” de una sociedad a través de muchos años de historia. Es por eso que no podemos ni debemos acusar de “racistas” a quienes luchan y se manifiestan en favor de la igualdad y cuyo principal propósito es erradicar de nuestra democracia la doctrina de superioridad que por dos siglos y medio formó parte del comportamiento social de nuestra nación.
Esta semana tristemente escuché a un hermano hispano servirle de “fotuto” a los racistas blancos de este país al expresar que “los verdaderos racistas son negros tales como Jesse Jackson y Al Sharpton”. Nunca ha escuchado a ninguno de eses líderes negros expresar que su raza es “superior” a las demás sino que exigen la igualdad entre su raza y las demás tal y como lo promete el ideal de la democracia y lo garantizan las leyes de nuestra nación.
¿Cómo nos afectan esas luchas como hispanos? Hoy por hoy nos encontramos en la encrucijada de planteamientos doctrinales que sugieren que nuestra gente es “inferior” a los demás por razones tan superficiales como que: “no hablamos inglés”. Demás está decir que el no hablar un idioma en particular, no hace a nadie inferior a los demás ni afecta la contribución social que hace la hispanidad a la nación norteamericana. Tan es así que ésta fue la misma sociedad que por casi dos siglos importó y mercadeó esclavos africanos para trabajar su agricultura. Ninguno de esos llegó a nuestras costas hablando inglés, sino múltiples dialectos africanos y aquí están, dos siglos y medio después, todavía luchando porque se le reconozca la igualdad de derechos en nuestra nación
La hispanidad tiene la responsabilidad ineludible de comenzar a militar dentro de los movimientos que defienden la igualdad para todos en nuestra democracia. De no hacerlo así, podríamos fácilmente convertirnos en las próximas víctimas del racismo y el discrimen.
El racismo tiene sus bases principales en la desinformación y la ignorancia. Tenemos que combatirlo.