
Hay algunos chistes buenos e innovaciones inteligentes en la película animada “Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutant Mayhem” (“Tortugas Ninja: Caos Mutante”), pero hay una idea brillante: elegir a Ice Cube como la voz en inglés del supervillano insecto mutante de la película, Super Fly.
Quizá haya sido difícil imaginar que el rapero que cantó sobre “arrojar bombas sobre sus madres” terminaría siendo el actor más destacado de una película para niños con clasificación PG (apta para toda la familia). Pero ya estamos en la séptima película de “Teenage Mutant Ninja Turtles”, sin contar todas las series y videojuegos. Esas son muchas películas por un poco de propiedad intelectual que se adhiere más firmemente a las loncheras que a la cultura pop. Para las tortugas, estaba llegando el momento de, como diría Ice Cube, “compruébalo tú mismo” o probar algo nuevo.
“Mutant Mayhem”, que se estrena este fin de semana en Estados Unidos, no puede superar por completo la sensación de pisar un terreno de tortuga bien cubierto. Pero si tenemos que adentrarnos una vez más en el fango, la película del director Jeff Rowe, codirector de “The Mitchells vs. the Machines” (“Los Mitchell contra las máquinas”) y coescrita por los coproductores Seth Rogen y Evan Goldberg, es probablemente la mejor de todas en una franquicia no tan estelar. Sin duda, es la que más nos muestra esa parte “adolescente” del nombre de las tortugas. Además, tiene a Ice Cube como una mosca que cita a los O’Jays.
La animación tiene una textura vívida, el ritmo es persistentemente de hip hop (Lauryn Hill, De La Soul, Ol’ Dirty Bastard y otros están incluidos en la música electrónica de Trent Reznor y Atticus Ross) y la Nueva York de la película está impresionantemente detallada. Pero el giro más importante de esta versión de “Teenage Mutant Ninja Turtles” puede ser sumergirse en la adolescencia de sus tortugas de 15 años.