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El 8 de septiembre la Iglesia cubana, en Cuba y en el Exilio celebra no solamente la Natividad de la Virgen María, sino también su fiesta como patrona de Cuba, bajo el título de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. Desde alrededor del 1612, cuando ella calmó la tormenta en la Bahía de Nipe, salvando a los llamados “Tres Juanes,” la Virgen de la Caridad ha estado con el pueblo de Cuba, calmando las tormentas y alentándolo en los momentos de temor.
¿Qué nos dice a todos esta devoción a la Virgen de la Caridad, no solamente a los cubanos, sino a todos los hispanos y de hecho a todos los cristianos? ¿Qué sentido hace pedirle a María que escuche nuestras peticiones? ¿No es mejor rezarle directamente a Dios? Son estas buenas preguntas para el cumpleaños de la Madre de Jesús.
El título, “Virgen de la Caridad,” ya nos dice algo muy importante. Nos llama María a vivir la caridad, o el amor. El amor es, según Jesús, el mandamiento más importante, y, como hizo en Caná de Galilea, María nos dice, “Hagan lo que Él (Jesús) les diga” (Juan 2, 5). En nuestras familias y en nuestra sociedad, hay tanta necesidad de ser transformados por el amor de Cristo. Cuando vemos al mundo dividido por odios y rencores, cuando vemos la opresión, ya sea de parte de dictadores o de oligarcas y negociantes, sabemos que la única respuesta que realmente cambiará la realidad es el amor. Cuando vemos la realidad en nuestra comunidad local, donde la droga y el crimen y la desesperación afecta tanto a nuestra juventud, la única respuesta es comunicarles a nuestros jóvenes una esperanza que sólo puede brotar del amor. Cuando vemos la división en tantas de nuestras familias, tantas parejas que se “enamoran” y “desenamoran” con la misma facilidad, la única respuesta es el amor que no es fruto de emociones, sino un regalo de Dios. Al honrar a María como la Virgen de la Caridad, le pedimos primero que nada que nos ayude a vivir el amor que su Hijo Divino nos llama a vivir, que nos ayude a “hacer lo que Él nos dice”.
Pero, ¿Por qué le pedimos nada a la Virgen? De nuevo, en las Bodas de Caná vemos la respuesta. Ella, como toda buena madre, se da cuenta de las necesidades de sus hijos. María se dio cuenta de las necesidades de la joven pareja de Caná, cuando se les acabó el vino. Se da cuenta de nuestras necesidades, sobre todo las de nuestras familias. No le pedimos a María que haga más de lo que hizo en Caná, que le diga a su Divino Hijo lo que necesitamos. Y necesitamos mucho.
Le podemos, por supuesto, rezar siempre a Dios, por su Hijo Jesús, en la unidad del Espíritu Santo. Pedirle a María (y los demás santos) que intercedan por nosotros no interfiere con esta relación. Aquí la misma imagen de la Virgen de la Caridad nos ayuda, ya que ella lleva en sus brazos a Jesús. La verdadera devoción a la Virgen María siempre nos guía hacia Jesús, siempre nos invita a conocerlo mejor a Él y a seguirlo mejor a Él, siguiendo el camino del amor. El resultado de la intercesión de la Virgen en Caná fue no solamente el milagro de la transformación del agua en vino, sino que Jesús “manifestó su gloria, y creyeron en Él sus discípulos” (Juan 2, 11). Esa fe en Jesús y glorificación de Dios es siempre el resultado de la verdadera devoción a María.
¿Cuál sería el mejor regalo para la Virgen por su cumpleaños? Le podemos traer flores. Podemos cantar himnos. Lo mejor sería pedirle que se fije en nuestras necesidades, las del mundo (¿cómo no pensar en la situación en Siria y la petición urgente que nos ha hecho el Papa Francisco a dedicar la vigilia de la fiesta de la Virgen, la noche del sábado 7 de septiembre, a la oración por una solución pacífica a esos horrores?), las de Cuba y todas nuestras patrias, nuestra comunidad y nuestras familias. Lo mejor sería hacer lo que Jesús nos dice, viviendo mejor la caridad, el amor. Lo mejor sería darle gloria a Dios y creer más en Jesús.
En Santa Juliana, se festejará a la Virgen con la Misa solemne celebrada por Monseñor Gerald Barbarito, Obispo de Palm Beach, el domingo 8 de septiembre, a la 1:30 p.m. Todos están bienvenidos. ¡Virgen de la Caridad del Cobre! ¡Ruega por nosotros!
Virgen de la Caridad Patrona de Cuba