¿Interesa a estadounidenses la verdad de lo sucedido el 6/1?

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Una violenta turba trumpista rompe una barrera policial durante la toma del Congreso del 6 de enero del 2021. (AP Photo/Julio Cortez, File)

(AP) — En momentos de grandes tribulaciones, ¿prestarán atención los estadounidenses a las audiencias sobre la toma del Congreso del 6 de enero del 2021, que hizo peligrar la democracia?

Las audiencias de una comisión especial de la Cámara de Representantes, tras una intensa investigación de la sublevación y del papel de Donald Trump, arrancan esta semana. Prometen divulgar impactantes detalles sobre un violento alzamiento alentado por el veneno y las mentiras de un presidente derrotado en las urnas.

La opinión pública, sin embargo, está enfocada en estos momentos en la carnicería de niños en Texas, en asesinatos con un trasfondo racista en Buffalo (estado de Nueva York) y en otras reiteradas escenas de matanzas en Estados Unidos. También en los elevados precios de la gasolina, en un coronavirus que no termina de desaparecer y en amargas divisiones políticas y culturales.

La gente, por otro lado, está cansada de hablar de Trump.

A partir del jueves, la comisión dará forma a un archivo histórico de un evento que hizo tambalear la democracia. Luego de citar a declarar por la fuerza a más de 100 personas, de realizar más de 1.000 entrevistas y de revisar 100.000 documentos, la comisión promete presentar una versión de los hechos escandalosa.

Decenas de sublevados han sido o están siendo juzgados. Pero el objetivo de la comisión va más allá: Busca determinar si hay personas poderosas que también deben rendir cuentas. Abundan los interrogantes: ¿El vicepresidente Mike Pensé se negó a salir del Congreso en pleno asedio porque sospechaba que el servicio secreto, siguiendo los deseos de Trump, quería evitar que certificase la victoria de Joe Biden en las elecciones? ¿Será cierto que Trump tiró al inodoro de la Casa Blanca documentos comprometedores?

Uno de los grandes objetivos es determinar si Trump cometió delito alguno, como sugirió un juez, y si corresponde llevar a juicio a un expresidente.

Se verá asimismo si hay que castigar a los numerosos alcahuetes de Trump, incluidos legisladores que se plegaron a sus esfuerzos por desconocer los resultados de una elección limpia y terminaron agazapados, buscando refugio, igual que el resto de sus colegas, cuando los sublevados irrumpieron en el edificio del Congreso para tratar de impedir la certificación de la victoria de Biden.

El representante demócrata Jamie Raskin generó grandes expectativas.

“En las audiencias se contará una historia descomunal”, anticipó Raskin en abril. “Es la historia de la transgresión política más atroz y vil jamás cometida por un presidente, su gente y sus partidarios, en la historia de Estados Unidos”.

¿En qué consistió esa transgresión? “Fue un golpe desde adentro” acompañado por un ataque violento de elementos “neofascistas”, según dijo.

No se espera que Trump esté físicamente presente en las audiencias, pero sus palabras y sus acciones serán uno de los principales focos de interés ya que los legisladores procurarán ubicarlo en el centro de todo el caos. Es previsible que Trump encuentre la forma de despotricar contra los investigadores sin hacerlo bajo juramento.