
Cápsulas
Por José Luis Pérez
Hoy, mi muy estimada Clara, vamos a desempolvar papeles viejos, vamos a buscar en las bellas páginas de la historia, magistra vitae, como decía el famoso tribuno Marco Tulio Cicerón, y vamos a tratar de recordar; tarea harto difícil por el tiempo transcurrido, a nuestro ilustre profesor de historia, el sabio jesuita Padre Aniano Escanciano. Un día llegó algo retrasado a la clase, y… después de un saludo breve y conciso comenzó: En una mañana lluviosa de un día del mes de junio del año 1527, cinco carabelas españolas salieron de un puerto en la madre patria y pusieron proas hacia el oeste. Habían pasado 35 años desde la famosa hazaña de Colón. Comandaba esta nueva expedición, el famoso navegante Don Pánfilo de Narváez, a quien el Rey Carlos I había encomendado la conquista y colonización del extenso territorio al oeste de la aún desconocida Florida. La suerte que corrieron Narváez y sus 600 marinos se cuenta como un hecho trascendental en la historia de la exploración americana. Tan pronto llegaron a tierra, muchos desertaron y otros murieron a causa de ciclones y grandes tormentas. Solamente sobrevivieron cuatro para contar su terrible odisea. Alvar Núñez Cabeza de Vaca fue uno de ellos. Tocaron tierra firme el día 15 de abril de 1528. Desde el principio los indios fueron muy hostiles. El codicioso Pánfilo de Narváez quería encontrar las famosas minas de oro del Apalache y regresar a España con un gran tesoro. Decidieron continuar adelante, un grupo por mar y otro por tierra. Al fin llegaron, después de mil vicisitudes al famoso Apalache que resultó ser una empobrecida villa. No encontraron oro alguno; pero al menos hallaron maíz, frijoles y calabazas. En septiembre de 1528 pudieron construir cinco rudimentarias balsas y se hicieron nuevamente a la mar. Solamente quedaban 240 hombres que luego fueron muriendo de hambre y sed. Separados por las corrientes marinas, después de varios días, De Vaca se encontró con Narváez; pero éste rehusó darles ayuda. Más tarde, al entrar en el Golfo de México una gran tormenta los envolvió, sobreviviendo únicamente Alvar Núñez quien después de 45 días milagrosamente llegó a una pequeña isla en la costa de Texas en donde se encontró con unos ochenta españoles que también habían naufragado hacia muy poco tiempo. Después de esta terrible odisea, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, único sobreviviente de esta macabra historia, regresó a España. Poco tiempo después volvió a la América del Sur y finalmente retorna a la madre patria terminando sus días en la apacible vida conventual en un famoso monasterio de Sevilla. ¡Interesante Clara, ¿verdad? ¡Tremendo este hidalgo caballero nombrado Alvar Núñez Cabeza de Vaca!
FINIS CORONAT OPUS
Alvar Núñez Cabeza de Vaca
Por José Luis Pérez