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El día 12 de diciembre, mi muy estimada Clara, vamos a celebrar la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe; quien en este mismo día, pero en el año 1531, se apareció al indio Juan Diego en el Monte Tepeyac, cuando muy temprano en la mañana se dirigía a la ciudad de México,para asistir a la misa sabatina y atender clases de catecismo con los misioneros franciscanos.
Pero no vamos a tratar de este histórico hecho, que hizo posible la evangelización en toda la América hispana, vamos a estudiar los misterios que aparecen en la bendita imagen de la virgen, entregada al Obispo Juan de Zumárraga por el indio de Juan Diego. Ahora mi esti-mada Clara, voy a copiar parte del informe realizado por el autor Juan Vicente Torrealba de fecha reciente. Un famoso oculista francés, el Dr. Lauvoignet, examinó las pupilas de la Virgen con un poderoso lente y pudo observar en el iris reflejada la imagen de un hombre. Esto dio lugar a una amplia investigación con cámaras digitales de altísima precisión. Otro insigne profesional, el Dr. Tosman, especializado en digitalización, o sea en averiguar por medio de fotos lo que la persona está viendo, tomó fotografías a la pupila de la imagen de la Virgen de
Guadalupe y las amplió centenares de veces quedando maravillado de lo que pudo observar: un franciscano, un hombre con la mano sobre la barba en señal de admiración; otro indio en actitud de rezar; unos niños y varios franciscanos más. O sea, todas las personas que según se dice estaban presentes en el momento en que Juan Diego entrega al Obispo la sagrada imagen estampada en la tilma. Los expertos dicen que es humanamente imposible que en un espacio tan pequeño como la córnea de un ojo, ni el más experto miniaturista lograra pintar todas esas imágenes que ha sido necesario ampliarlas dos mil veces para poderlas advertir.
Un especialista en pintura clásica, el sabio alemán de fama mundial J Kuhn, sorprendió a los expertos en esta materia, al declarar que tras minuciosa investigación científica había llegado a la siguiente conclusión: los colores de esta pintura de la Virgen de Guadalupe no son de procendencia, ni minerales, ni vegetales, ni animales. Sencillamente, no son de este planeta. Además, agrega el profesor alemán: esta pintura carece de marcas de pincel, y esta burda tela que ha durado 482 años sin dañarse no tiene explicación, pues no hay ningún preparativo especial para que se haya conservado perfectamente su bello colorido; un material de esta clase no puede durar mucho más de veinte años. ¿Qué te parece, mi estimada Clara? Y para terminar, quiero decirte que, el Papa Clemente IX, mediante Bula Pontificia tuvo a bien nombrar a Nuestra
Señora de Guadalupe como: ¡LA REINA DE MÉXICO Y EMPERATRIZ DE AMÉRICA!
¡Ah…felicidades en este día 12 de diciembre a todas las Guadalupes, Lupes y Lupitas!
FINIS CORONAT OPUS
La Emperatriz de América