La fuente de la motivación

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Mucho antes de empezar mi carrera me gustaba leer libros de superación personal. Me fascinaba entender el por qué de la conducta humana, decodificar los distintos tipos de personalidades, los rasgos que identifican y distinguen a una persona de otra. Mi curiosidad fue creciendo junto con mi colección de libros y por alguna razón estos libros me motivaban, me levantaban el ánimo y me daban fuerzas para seguir creciendo en mi desarrollo personal, pero con el tiempo la motivación se desvanecía hasta la llegada del próximo libro. Inconforme y curioso decidí dedicarme a estudiar a fondo la psicología humana y la motivación.

Quería entenderlo todo, me obsesioné con sus teorías, su gran inmensidad en variaciones de enfoques, todos los estudios me hacían descubrir más y más del comportamiento humano y porque la gente hace lo que hace. Vivía encantado con mis estudios hasta que empezó la cruda realidad de mirarme hacia dentro. Los dentistas aprenden a coger empastes y hacer extracciones con los dientes de otros, los doctores en medicina estudian el cuerpo humano en cadáveres y sus prácticas clínicas también la hacen en cuerpos ajenos.

En mi profesión el material de estudio es uno mismo, tuve que aprender a hacerme dolorosas extracciones emocionales, indagar profundamente en mi propio código genético para identificar mis imperfecciones y mi propia naturaleza, llegar a las raíces que habían tejido mi personalidad, cortar aquellas que estaban enredadas, aceptar las ramas secas que no me gustaban, asumiendo el reto de desarrollar las que me hacían estar listo para mi vida personal y mi profesión. El proceso de disceptación fue doloroso pero necesario para poder entender lo que nunca entendí con claridad en ningún libro.

La semana pasada un buen amigo me regalo un libro. El libro es “El Alquimista” de Paulo Coelho-. Sin dudas, es el mejor regalo que me han hecho este año-. El libro narra la historia de un muchacho que lucha por encontrar su historia personal, el drama envuelve todos los elementos de una buena historia, acción, suspenso, romance, intriga, incertidumbre, la búsqueda de un tesoro, etc., pero lo que realmente ilumina el valor del libro son las profundas reflexiones de sus personajes creando una guía para que cada lector pueda encontrar su propia historia personal.

La emocionante historia logra encerrar al lector en el imperioso compromiso de rescatar su propia historia personal y su chispa de motivación es capaz de encender cualquier corazón agotado. El asunto está en que, tanto este libro como todos los otros que he leído ayudan a entender el comportamiento humano, pero ninguno obliga a mirarse internamente y si existiera un libro así quizás nadie lo leería hasta el final.

El verdadero conocimiento y entendimiento del ser humano se puede internalizarse cuando uno se atreve con valor a autocriticarse, a descubrirse con un lente bien calibrado, justo, humilde y piadoso. El descubrirse uno mismo es un trabajo que requiere consistencia, tiempo y un buen análisis crítico basado en la lógica y el buen juicio.

Hablemos enserio, la verdadera fuente de la motivación yace en el encuentro con uno mismo, cuando esto sucede los libros de superación personal se convierten en una placentera forma de refrescar nuestra alma e iluminarnos el camino de nuestra ruta; mientras tanto, el rumbo que conduce al auto encuentro tiene que ser vivido no leído.

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La fuente de la motivación