La violencia doméstica y el abuso sexual entre los hispanos

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La violencia doméstica y el abuso sexual entre los hispanos

Generalmente escribo cuentos o fábulas que envuelvan un mensaje, pero hoy dejos los cuentos a un lado para hablar de una realidad latente, una verdad oculta dentro de las familias que está destruyendo el futuro de las generaciones por venir entre los hispanos. Se trata de la salud mental. Para aclarar el tabú, cuidar su salud mental no se trata de ir a un psicoterapeuta o psicólogo solo cuando uno está hablando sin sentido y viendo alucinaciones o como dicen “cuando uno está loco”. Realmente, hay que estar loco para no atenderse la salud mental. Es como pretender no tener que ir al médico por que usted no tiene SIDA, o no ir a su dentista porque no tenga un dolor de muela severo. Todos debemos hacernos chequeos físicos, bocales y mentales de forma preventiva. Desde el punto de vista psicológico, cualquier comportamiento humano que no sea “funcional” es un síntoma que requiere atención clínica; por ejemplo, algo que es muy común entre los hispanos es la violencia domestica y el abuso sexual infantil. Este fenómeno también se ve en otras culturas, pero hoy yo abogo por mi comunidad que se desangra por este mal que no se atiende correctamente, por no verse como lo que es, un asunto de salud mental. Si! estoy diciendo que en la mayoría de los casos, el “hombre” o mujer que golpea física o emocionalmente a su pareja está sufriendo de un síntoma que necesita ser atendido clínicamente. La persona que abusa sexualmente de un niño o de otra persona también está sufriendo de un síntoma. Aun peor, aquellas personas que son agredidas por estas personas padecen con frecuencias de síntomas como: baja autoestima, ansiedad, ataques de pánicos, inhabilidad para poder confiar en los demás, sentimientos de culpa, comportamientos obsesivos y compulsivos, etc. En ocasiones estos estados de ánimo derivan o se reflejan en enfermedades físicas como: dolor de cabeza, problemas estomacales crónicos, hipertensión, diabetes, problemas en la piel, tención y dolores musculare entre otros. No alcanzaría el espacio de esta columna para describir la repercusión de daños que causa la violencia domestica y el abuso sexual. El daño provocado por este tipo de comportamiento empieza a destruir internamente al individuo desde su sistema de salud emociona y física, deteriorando su sistema familiar y ramificándose hasta afectar su desarrollo y desempeño académico, profesional y social. Parte de mi entrenamiento primario fue trabajar con niño/as y adultos que sufrían de traumas a causa de episodios de abuso sexual o violencia domestica y no crea que me entrené en un país tercermundista. ¡NO! Me gradué, entrené y aprendí trabajando con casos en el sur de la Florida. Solo de mencionarse puede parecer repulsivo para muchos, vergonzoso e increíble para otros, pero la triste realidad es que sucede a diario y muy cerca de usted.

No conozco mejor propuesta que ofrezca solucionar efectiva esta epidemia, que la que se propone a través de la educación e intervención atreves de la atención a la salud mental, propia y de nuestras familias. Si! la falta de una buena atención a la salud mental puede ocasionar disfuncionalidades en muchas otras áreas de nuestras vida que no se resumen exclusivamente la salud física. Haber vivido expuesto a una crianza abusiva o disfuncional, a un ambiente social toxico, a creencias erróneas, a vivir con reglas y valores distorsionados como guía de vida, son algunos de los agentes externos que intoxican nuestra salud mental, afectando también a aquellas personas con las que interactuamos. Si consideramos esto último, pregúntese ¿quién no ha vivido expuesto a algunos de estos factores? Hablemos enserio, no hay que estar “loco” para ir a un psicoterapeuta, mas bien, hay que estar loco para no hacerlo.

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